jueves, 20 de octubre de 2011

Relato finalizado de forma sorprendente

Érase una vez, en Bagdad, un criado que servía a un rico mercader. Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte y porque la Muerte le hizo un gesto.

Aterrado, el criado volvió a casa del mercader.

-Amo -le dijo-, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.

-Pero ¿por qué quieres huir?

-Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.

El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.

Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.

-Muerte -le dijo acercándose a ella-, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?

La muerte con una sonrisa maliciosa, hablo en un idioma difícil de entender, como observó que el mercader no le entendía le dejó una nota que ponía: “SE ACERCA TU FINAL ESTATE PREPARADO

El mercader salió corriendo, no se lo podía creer, ¡Era el día antes de su cumpleaños! Cuando llegó a casa le contó a su criado lo que había sucedido. El criado soltó una pequeña sonrisa pero para que no se le notara mucho le dijo al mercader que esa noche se irían los dos en el caballo.

Cuando calló la noche, pasadas las doce de la noche, los dos salieron con sus caballos, lo más rápido que pudieron de camino a Ispahán.

- Vamos por aquí- dijo el mercader- por aquí llegaremos antes y estaremos a salvo.

- No- dijo el criado entre risas- vamos por aquí que el camino es menos tortuoso.

El mercader hizo caso a su humilde criado, de pronto se encontraron a la muerte.

-Sabia que vendríais por aquí- dijo con una voz entrecortada.

En un abrir y cerrar de ojos el criado se puso al lado de la muerte y le dio las gracias al mercader por todo lo que había hecho por él, el mercader no se lo podía creer lo que estaba haciendo su criado.

- Una, dos y tres…- dijo la muerte gritando

Entonces la muerte se quitó la capa y muchas personas, amigos del mercader salieron de las pequeñas dunas que había alrededor de donde estaba la “supuesta” muerte.
De pronto todos gritaron: ¡¡¡¡FELICIDADES!!!!

El mercader se quedó asombrado, no se lo esperaba. Todo había sido una broma que le había gastado su criado”


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