martes, 29 de mayo de 2012

glogster

El trabajo del glogster lo hemos hecho entre tres, Laura Ortega, Lorena Aguilar y yo, Beatriz Barceló. Te dejo el enlace de los dos glogster

http://www.glogster.com/bea91/cubismo/g-6lhd969c6ag9s418jl1hta0


Caligramas

Hay una página, que os la dejo aquí para que la veais, que tiene unos caligramas hecho por niños pequeños. Están muy bien hechos, merece la pena hecharles un vistacillo.

http://carmenmarques.blogspot.com.es/2009/01/caligramas-en-imgenes.html

lunes, 7 de mayo de 2012

Los músicos de Bremen

Hab ía una vez un burro que durante muchos años había trabajado para un Molinero. Pero cuando se hizo viejo, el molinero quiso venderlo. Como el burro se enteró a tiempo, escapó. Quería ir a la ciudad de Bremen a trabajar como músico.
Por el camino, el burro se encontró a un perro cazador. Estaba echado y jadeaba.
-          Pareces cansado, Colmillos –dijo el burro.
-          ¡Ay!- se lamento el perro-. Me he vuelto viejo y ya no cazo como antes. Por eso mi amo no me quiere y yo escapé de él tan deprisa como pude. Ahora, no sé que voy a hacer.
-          Yo voy a Bremen a buscar trabajo de músico- explicó el burro-. Vente conmigo Colmillos. Formaremos una banda de música
El perro estuvo de acuerdo y juntos, siguieron el camino. Al poco rato, vieron a un gato, con cara de no haber comido en varios días.
-          ¿Qué pasa Bigotes?- preguntó el burro
-          Me hago viejo- dijo el gato-. Ya no corro detrás de los ratones y mi ama me ha echado de casa. Hace tres días que no como y no tengo donde ir.
-          Únete a nuestra banda de música- dijo el burro- Ven a Bremen con nosotros.
Al gato le pareció bien. Y viajó con el burro y el perro.
Más tarde, en lo más alto de un establo, vieron un gallo que gritaba sin parar.
-          Cresta Roja ¿Qué tienes?- preguntó el burro
-          Toda mi vida he despertado a todo el mundo- dijo el gallo-. Pero hoy mi ama ha decidido hacer caldo de gallo. ¡Por eso grito!
-          Mira, Cresta Roja, nosotros vamos a Bremen a formar una banda de música- explicó el burro-. Tú tienes buena voz. Únete a nosotros. Encontraremos trabajo.
El gallo aceptó. Y los cuatro continuaron hacia Bremen
Al anochecer, vieron la lejana luz de una granja y fueron hacia allí. Y como era el más alto, el burro, se acercó a una ventana para ver que había dentro.
-          ¿Qué ves, Orejas?- preguntó el perro
-          Una mesa con comida y bebida, Colmillos- contestó el burro-. Y unos hombres, con pinta de ladrones, dándose un gran atracón.
-          ¡Con el hambre que yo tengo!- suspiro el gato.
-          ¡Y yo!- agregó el gallo.
Los cuatro amigos decidieron echar a los ladrones. El asno apoyó las patas delanteras contra la ventana, el perro subió sobre el asno, el gato trepó sobre el perro y el gallo voló y se posó sobre el gato.
A una señal, todos gritaron a la vez. El burro rebuznaba, el perro labraba, el gato maullaba y el gallo cantaba. Cuando terminaron, el burro rompió los cristales de la ventana con sus patas y entraron.
De un salto, los ladrones huyeron al bosque. ¡Estaban asustadísimos!
Los cuatro músicos se hartaron de comer. Luego, cada uno buscó un lugar para dormir: el burro fue al establo, el perro se echó detrás de la puerta, el gato junto a la chimenea y el gallo voló a una viga del techo.
Hacia la media noche, uno de los ladrones regresó a la granja porque quería averiguar qué había pasado.
La casa estaba a oscuras y en silencia. Paso a paso, el ladrón se acercó a la chimenea. Entonces el gato saltó y le araño la cara. El ladrón retrocedió. Pero tropezó con el perro, que le mordió la pierna. Gritando de dolor, el ladrón corrió al establo. Allí, el burro le dio una coz, mientras el gallo no paraba de cantar:
-          ¡Quiquiriquí! ¡Quiquiriquí!
Corriendo como su hubiera visto un fantasma, el ladrón llegó al bosque y dijo a todos los ladrones:
-          En la granja, una horrible bruja me ha arañado la cara; junto a la puerta, un hombre me ha clavado su cuchillo en la pierna; en el establo, un monstruo me ha golpeado con un palo y, mientras, desde el techo, un juez no paraba de gritar: <<Traédmelo aquí, traédmelo aquí>. ¡No sé cómo pude escapar!
Los ladrones no volvieron jamás. Por su parte, los cuatro músicos de Bremen se quedaron muy a gusto en la casa. Allí siguen ensayando su banda de música. Y si no me creéis, pedid que os lleven y lo veréis.

jueves, 3 de mayo de 2012

Microrrelatos

Relato 1: Introducción, nudo y desenlace
Hace muchos años, nació un bebé precioso, su madre se había quedado embarazada con 17 años, por lo que tuvo que cuidar al niño con la ayuda de sus padres, es decir, los abuelos del niño. A medida que el niño fue creciendo su madre entraba y salía por la puerta cada día con un hombre distinto, lo cual tenía desconcertado al pequeño. Hasta que, un día, cuando el niño pensó que nunca iba a tener un padre, su madre llegó con un señor alto y apuesto a su casa. La madre reunió a toda la familia, ¡Quería contarles la gran noticia!, se casaba con ese hombre a finales de mes. Los abuelos del niño se alegraron mucho y el niño más todavía. Entonces, aquella noche el niño preguntó a su madre que si ese era su padre de verdad, la madre le contesto con cara triste que no pero que le iba a adoptar y tendría más hermanitos.
Tal y como la madre prometió el nuevo padre del niño le adoptó y más tarde tuvieron un hermanito, el niño, que ya era casi adolescente, le hizo mucha ilusión. Pero al poco tiempo su nuevo padre y su madre discutieron y se separaron. El niño tenía la cabeza loca, no sabía lo que estaba pasando. Cuando llegó a bachillerato, su madre se volvió a casa y tuvieron una niña preciosa. Nuestro protagonista ya no pudo aguantar más y le preguntó a su madre que quién era su padre de verdad, que ya era suficiente mayor para saberlo, la madre se puso muy seria y le dijo que ella no sabía quién era su padre de verdad porque cuando se quedó embarazada era muy joven y la habían metido algo en la bebida.

Relato 2: Descripción y diálogo
-          ¡Cómprame! ¡Cómprame!
Era navidad, hacía mucho frío, todo el mundo paseaba por la calle, una pequeña, agarrada del brazo de su padre para no perderse, oyó una vocecita y se paró en seco delante de un escaparate. Miró a través del cristal y allí estaba.
Una muñeca, precintada, muy bonita, tenía el pelo rizado moreno, los ojos azules como el mar, la piel blanca y reluciente. Vestía de invierno con una bufanda de lana al cuello, un abriguito de plumas azul, unos pantalones de pana y unas botas para la nieve. Al lado del precinto de la muñeca había más vestiditos para las distintas estaciones del año. Uno marrón para el otoño, uno con muchísimos colores para la primavera y un bañador para el verano. Arriba justo del precinto ponía que la muñeca hablaba, por eso la niña había oído cómprame.
-          Papá, ¡yo quiero esa muñeca para reyes! ¿La puedo poner en la carta?
-          Hija, esa muñeca es solo publicidad y no creo que si se la pides a los reyes te la traigan porque con mirarla se rompe, ¿no ves que la están intentando vender?
-          Pero papá..... Bueno yo la pongo y luego si la traen mejor
-          Si, hija, si
La niña escribió su carta adornada con dibujitos de navidad para que los reyes la leyeran y al día siguiente la niña se levantó de la cama de un salto con su pijama rosa de cuadros y a través del sol cegador que entraba por la ventana, un 6 de enero, vio su muñeca precintada y tan bonita como la recordaba.

Relato 3: Parte de un microrelato:

-          Pero... ¡Qué haces aquí!- preguntó el chico muy insistente
-          ¿Qué pasa, no te hace ilusión?
-          Si pero, tú vivías en la otra parte y.... no entiendo cómo has podido llegar hasta aquí y encima en el mismo instituto que yo